26/9/10

EL CUPIDO TELEQUINETICO


W.G.Greulach
             Al fondo, el perezoso astro, acolchado por nubes, se zambullía antes que de costumbre en el lecho cordillerano. Abajo, un choco flaco y sarnoso franqueaba sin prisa la avenida a la altura de Ika Renault. Al aire tañían inútilmente las campanas invitando a misa, pues los friolentos feligreses nunca abandonarían el calor de sus hogares.
La verdulería, la cerealera y la concesionaria habían cerrado temprano este día.  En la pequeña ciudad sureña el único movimiento humano percibido, parecía estar en la terminal de ómnibus (había arribado el directo de Mendoza), y en las puertas de la ENET 1, donde los enmamelucados estudiantes salían del turno de taller.
A las seis y media de la tarde, el locutor de turno de LV23, a través de un destartalado aparato de radio ubicado en una repisa sobre las bananitas Dolca, en el kiosco enfrente del colegio, anunciaba los dos grados bajo cero. Efrain Lezik miró aburrido el plomizo cielo y cerró hasta el mentón la camperita de lana que llevaba debajo del mameluco azul. Por suerte, pensó, llevaba puestas dos camisetas y los calzoncillos largos y había traído el impermeable relleno con plumas de ganso.
—Si no nieva está noche, le pasa raspando, —acotó el Kiosquero mientras acomodaba un Tony y dos Fantasías.
—Aha, —dijo el joven con desgano a la vez que, disimuladamente, buscaba con la vista a la hija del dueño del local. Aunque no le había dirigido palabra alguna, se hallaba ridículamente enamorada de ella.
—Ni el Nippur, ni El Gráfico han llegado todavía —dijo Don López sin presentir la verdadera razón de su visita.
Se demoró cuatro o cinco minutos ojeando una Mecánica Popular. Chequeaba cada tanto la puerta y la ventana que daban a la casa familiar con el corazón estrujado.
—Vuelvo mañana entonces —se despidió parcamente, sin intentar disimular la tristeza que lo embargaba.
Con la nariz goteando y las orejas doloridas por el frio, Efraín enfiló lentamente hacia su casa. Había comenzado a caer agua nieve cuando traspasó la esquina del correo. Se detuvo unos segundos y cerró los parpados con fuerza, tratando de cincelar en su mente los rasgos de la criatura que lo desquiciaba. Estático al medio de la vereda, con los músculos crispados, el joven dejo escapar dos tibios lagrimones que inauguraron el sendero para un llanto irracional.


9/9/10

DEL NOVIAZGO INTERMINABLE ENTRE EL JAPONES Y LA CHICHI

W.G.Greulach

            Llevo tiempo desenmarañando esta historia. Como en todos mis relatos basados en hechos reales, necesitaba exprimir mi memoria al máximo hasta encontrar el marco correcto que contuviese  al singular personaje que hoy les acerco.
            Nos concentraremos especialmente en las dos décadas largas que duró el noviazgo, desde principios de los sesenta hasta fines de los ochenta. El romántico escenario, un triángulo con vértices en Real del Padre, Jaime Prats y  General Alvear. El principal protagonista, mi tío Mario Tamura, un inefable y simpático japonés, especie única de play boy criollo.