19/8/11

II UN MONSTRUO LLAMADO SHEIKRA



W.G.G

El agua me acompañó todo el trayecto entre Naples y Sarasota, en algunos tramos la cortina de lluvia era tan espesa que a duras penas observaba las luces del auto de adelante. Marchábamos casi a paso de hombre, me insumió cuatro horas una distancia que tendría que haber recorrido en apenas hora y media. Ahora me encuentro cruzando los puentes a la vera de St. Petersburg, el cielo luce increíblemente celeste. Al fondo de la bahía se puede apreciar el down town, resisto la tentación de entrar a curiosear y apreto el acelerador.

La proposición del brasilero me calló como anillo al dedo. En un momento hasta pensé en regresarme a Argentina, pero allá tampoco tengo a nadie. Mis padres fallecieron el invierno pasado y mis hermanos tienen demasiados problemas como para sumarles la presencia de un traumado más.

—El gordo García siempre anda buscando trabajadores, es argentino y tiene tres restaurantes en New Orleans y dos en New York. Seguro que algo te consigue, es muy amigo mío —me dijo Octavio, mi sicólogo, días antes de semana santa.



14/8/11

PERFIL TRISTE SOBRE BOURBON STREET (cuento largo)


                                               I  Adiós a Miami

W.G.G (Dibujo de Juan Romero)

Atravieso el primer toll de la I 75, saliendo de Miami, mas o menos a la hora seis de la mañana. No hay casi tráfico y las luces del amanecer colorean de un naranja claro los techos de las casas agrupadas a la vera de la interestatal. Numerosos viviendas se  construyeron durante el boom inmobiliario de la década pasada. Ahora la mitad estan vacías o en proceso de hipoteca. Arriba me cobija un cielo sin nubes, aunque el pronóstico indica sesenta por ciento de chances de lluvia para el mediodia.
El volante comienza a vibrar desviando mi atención del paisaje, observo por el espejo retrovisor el acopladito de U.haul colgado al P.T Cruiser. Parece estar todo bien, quizá solo sea el estado de la ruta, me conforto y disminuyo la velocidad corriéndome al carril mas lento. No tengo prisa, es jueves y recién el lunes al mediodía tengo que presentarme en el restaurante de New Orleans.

Abandono Florida sin dejar huella alguna, como no he dejado impronta tampoco en mis cuarenta y nueve años de inexistencia. Siempre en el lado mas oscuro de las sombras, excelso en el arte de pasar desapercibido, un verdadero campeón del no compromiso. No me queda en Miami, despues de quince años, ni un amigo, ni una mujer, ni siquiera un gato a quien llamar contandole de mi viaje a Louisiana.
No se si siempre fui así, solo se que en las dos décadas pasadas la cosa empeoró. Hay veces, como ahora, que reflexiono sobre mi desamparo emocional y me deprimo y me aíslo aun mas, si eso es posible. Por esto me estoy dando una ultima chance de reordenar mi caos marchándome a un lugar bien lejos, donde nadie me conozca, donde pueda comenzar de cero una vida normal, conocer amigos, encontrar alguien a quien querer. En síntesis sacarme el sello de rarito que me estamparon en la frente.