Walter G Greulach
Para mi ciudad, en su centenario...
El haz se filtraba entre
las persianas e imprimía el perfil de Abelardo sobre un poster de los cien años
de General Alvear. Ese gélido mediodía de agosto lo encontraba derrumbado en el
sofá del living con la frente perlada por el sudor. Los ojos fijos en la puerta
de calle, el índice jugueteando con el tambor de la 38 Smith & Wesson y un
negativo de su familia arrugado en la mano izquierda. Cinco balas con un nombre
querido en cada una de ellas completaban el angustiante cuadro.
¿Pero cómo había llegado
allí el más chico de los Camuzzo?