9/8/10

ABSORBENTE

Walter G. Greulach
Dibujo de J.C.Eberhardt
—¡Me tiene absorbida, todo es él, todo es acerca de él! Su trabajo, el fútbol, los amigos. Mi horario gira alrededor de su vida. Prepararle la comida, lavarle y plancharle la ropa, limpiar la casa. Estar disponible cuando a él se le pega la regaladísima gana.
—¡No lo soporto más! Maduro la posibilidad de independizarme, ser yo misma. Sueño con tener el coraje de insultarlo “¡Basta insensible de mierda!” Pegar un portazo y gritar al cielo que ahora es Marina la que va a comenzar a vivir.
—¡Julio de aquí, Julio de allá! Marina no existe para nada. Estoy convencida que siente vergüenza de mi presencia. Que le incomoda todo de mí. Mi dulce voz, lo que opino, como me visto. Ni siquiera me ha presentado a su familia. Me esconde de sus padres y hermanos, como si fuera una leprosa. Sé que no soy linda, diría todo lo contrario, pero soy inteligente y emprendedora. Puedo salir adelante sola si me lo propongo. Conseguirme un hombre que me considere, que me mime, que se sienta orgulloso de mí.
—¡Basta de protegerme, de ocultarme tras él! Tengo que olvidarlo para siempre, ser valiente y caminar por la calle libre y soberana. Tantos años sometida, humillada sicológicamente, cobardemente atrapada. Nos conocemos desde la adolescencia y siempre ha sido una relación tortuosa, enfermiza. Mantenida solo por el miedo. Es increíble como el miedo puede reducir a un espíritu al grado de un abyecto parasito.
—¡Que linda estas esta tarde Marina! —me miro al espejo y me piropeo juntando fuerzas. Me he maquillado usando el labial purpura que tanto me gusta. Además me puse el vestidito corto, floreado, que tan lindo talla mi cuerpo y los tacos rojos altos que realzan mis sexis pantorrillas.
—¡Quedate con tus miserias Julito. Desgraciado impotente de mierda! Si te he visto no me acuerdo, —exclamo entusiasmada.
A punto de girar el picaporte de la puerta exterior, suena el teléfono de casa. Tiemblo, pienso en no contestar y salir corriendo, pero el miedo, una vez más, controla la situación.
—¿Julio, sos vos? —dice Mario, el mejor amigo de la bestia.—Estamos organizando un partidito de futbol cinco para esta noche a las ocho. Después nos comemos un asadito en casa y salimos a levantar trolas a la costanera.
Escucho entre indignada y entristecida y pienso: —¿De putas por la costanera? ¡Qué asco! Y me deja otra vez sola y encerrada.
Miro la puerta de la esperanza, me duele el estómago. Son solo unos pasos hacia la libertad. Mi puño se abre y la llave cae en la alfombra. Me dirijo resignado hacia el aparato, una lágrima rasga mi mejilla.
—¡No hay ningún problema Marito! Dame unos minutos, me preparo y salgo. Yo llevo el vino como siempre…
Mi foto
Juan Carlos Eberhardt
Paraná, Entre Rios, Argentina
Pintor y dibujante  http://jceberhardt.blogspot.com/

5 comentarios:

Walter G. Greulach dijo...

Esta historia me fue pedida por El Octavo Círculo para acompañar un dibujo de Juan Carlos Eberhardt.

Espero lo disfruten y haga honor a este excelente artista plástico paranaense...

Mil gracias Juan Carlos...

Juan Carlos Eberhardt dijo...

walter querido,muchas gracias ,es un honor y un gran placer (grandooooote)
acompañar tus letras
un abrazo gigante !!

Mastropiero dijo...

¡Excelente Walter, que remate papá!!!

Ese final me dejo meandome de risa, Jua,Jua. Que tal Julito.

ALINA dijo...

Hermosísimo el dibujo!!
El texto le cae como anillo al dedo.

Ío dijo...

Lo ha disfrutado, y mucho, el relato y el dibujo, ambos excelentes.
Gracias, Walter; gracias, Juan Carlos
Besos

Ío