28/3/14

La eterna rutina de Pedro Heriberto Torres


Hombre solitario bajo la lluvia



W.G.G





           Pedro entreabrió la puerta que daba a la calle alrededor de las seis de la alborada, como lo hacía siempre, y asomó la mitad del torso al exterior. Clareaba en Paraná el segundo lunes de noviembre, una tenue luz re-coloreaba las casitas sobre Francisco Soler y Vucetich. El aguachento cielo, sumado a una leve pero fresca brisa, aconsejaba el uso del camperón impermeable para cubrir el saco de la oficina.


Su primera acción tras ingresar fue prender la radio que estaba sobre la heladera. Un escalofrió acompañado por un bufido lo obligó a acercarse a la hornalla encendida donde se calentaba el agua para el mate. Después de tomar un par de amargos que chupó con fruición, provocando ese ruido que tanto le agradaba, se pegó al espejo del baño iniciando el ritual de todas las mañanas. Quince minutos de exhaustiva afeitada, depilada entre las cejas y ataque a los pelos de la nariz y las orejas con la pincita.