13/6/12

El Hombre al que Parió el Viento





W.G.G
  



            El viento chiflaba entre las copas de los aguarigay que rodeaban el gallinero. Acompañaba su melodía, el retintinear de las hojas recién nacidas, alegres por la proximidad de la primavera y el susurro de las cortaderas que abanicaban al rio. Un torrente de aguas danzarinas desbordaba la acequia llevándose la basura que tapizaba el fondo. Había turno de riego ese amanecer en la  finca de San Pedro del Atuél, transcurría manso aquel  catorce de septiembre.

Una hectárea de pasto ralo por aquí, media de pimientos y tomates recién plantados por allá. Delante del humilde rancho, dos tamariscos, un durazno y un nogal. Tras los chiqueros una huertita con retoños de acelgas, papas, lechuga y zanahorias. Contra la huella, del lado derecho de la entrada,  eucaliptus, de la izquierda, membrillos intercalados con manzanos. Dos chocos somnolientos descansando al reparo de la ramada y a solo un par de metros del mala cara atado bajo un parral, unas diez  gallinas picoteando granos de maíz.

Calma envolvente, solo matizada por los rumores de la naturaleza. Tranquilidad a punto de quebrarse, por lo menos en aquella alborada en que comienza mi historia y termina la de él.


1/6/12

Epílogo - AQUÍ ARRIBA TODO ES CELESTE Y LIMPIO


1024new10004 La luna entre nubes de un cielo azul



Me muevo entre nubes blancas, grises, esponjosas y suaves. Sigo ascendiendo hacia el sol. Abajo se va quedando mi gente, mi tierra. Desde lo alto bajan rayos que inundan mis pupilas. Escucho música clásica, como de arpas, chelos y violines. Me siento liviano, pletórico de energía.  


No creí que todo iba a terminar así, la cosa se me complicó terriblemente. No entiendo como pude pensar, ni siquiera un segundo, que la bruja travesti podía salvarme. La solución estuvo todo el tiempo enfrente mio, adentro mio. Mis hijos, mis padres y sobre todo Luciana, ellos eran en quienes debía apoyarme, no en la gran maestra mafiosa. Fui perdiendo la confianza, minando mi autoestima, ahogandome en un poso depresivo. Creo que mi estado de ánimo fue como un imán para los accidentes y poco a poco se fueron transformando en una obsesión insoportable.


Ahora, aquí arriba, todo es celeste y limpio, por donde mire, no se ve nada, solo aire infinito. Tiempo que no disfrutaba de una paz tan grande. La melodía me adormece, obligándome a bajar los parpados. Continúo subiendo. Atrás dejo los meses mas horrible de mi vida.


En el momento presente están este avión y Londres. Vuelo hacia la capital británica, los juegos me esperan. Apoyo la cabeza en la ventanilla y me duermo feliz, sintiendo la cálida mano de Luciana que envuelve la mía.