1/10/13

De Cholulos y Otras Yerbas...



       Chorreaba el cielo una llovizna caladora de huesos. En la playa del Hotel Delano, en South Beach, el día más horrible del año se desgastaba en los ojos de un mesero recién ascendido y dos acomoda reposeras que aun resistían atrincherados en la caseta. ¿Fecha?, diciembre del año 1999, hacía año y pico que había arribado a Miami procedente de Aruba, isla del caribe holandés donde (junto a mi esposa Daniela) residimos por casi una década, teniendo allá dos bellos arubianitos.

            El mar de un turquesa turbio se sumaba al frio para desalentar a posibles bañistas. Solo las gaviotas parecían disfrutar los chapuzones. Un tubo principal de las cloacas de aquel sector de Miami se había roto y miles de litros de aguas negras se volcaron al océano, como a unos seiscientos metros del hotel. Esa jornada, como en las tres anteriores, nos iríamos casi en blanco. Solo el mísero salario de cinco veinticinco dólares por hora. En un trabajo como el nuestro, la propina se constituye en el setenta por ciento de los ingresos. El sueldo apenas te alcanza para los descuentos.


            Pese a no tener las comodidades para catalogarlo como un hotel cinco estrellas (a duras penas un cuatro), es considerado dentro de la linea de establecimientos top, exclusivos. Desde mediados de los noventa nuestro lugar de laburo ha estado de moda entre los figurones de Hollywood. Forma parte de la cadena de hoteles de Ian Schrager, conocido personaje, codueño del famoso estudio 54 de new York.

En estos meses me he cruzado con artistas de la talla de:

Harrison Ford: antipático hasta la medula. No te contesta cuando le preguntas algo relativo al servicio y te aleja con unos ojos que queman.

Jean Claude Van Damme: siempre sonriente y con una frase de agradecimiento en los labios, sin duda el más simpático de todos.

Madonna: es la dueña del Blue Door, el restaurant interno del hotel, ha venido un par de veces, la atendí solo en una ocasión. Tenía teñido el pelo de negro y realmente es fotogénica porque personalmente no das un peso por ella.

Dennis Rodman: un tipo único, la excentricidad personificada, le paga tragos a todo el mundo y habla hasta por los codos. Un carisma de la puta madre. Lo contrario de Mike Tyson (a quien también conocí) que da miedo de solo mirarlo)

Sylvester Stallone: me lo encontré un dia sentado en el bar de la pileta. Lo que hace el cine. Un tipo petiso colorado y feo.

Jennifer López: sin maquillaje, una más del montón. Solo una excelente retirada y ya comienzan a vislumbrarse su primera celulitis.

Salma Hayek: ¡Diosa total! Simple, alegre y sensual, irradia buena onda.

Will Smith: andaba con su esposa y su hijito, dejaban pañales sucios por todas partes. Como que no les importa un carajo nada.

Etc. etc. etc...

De los argentinos famosos podría mencionarle tres o cuatro que me vienen a la mente en estos momentos. Con Valeria Mazza charlé un ratito (si los managers te ven jodiendo mucho a los huéspedes, te echan de una) Divina la tipa. Se re enganchó en la conversación, recuerdo que me preguntó por los museos de Miami.

Un ídolo de mi niñez paso unos días en el Delano. El gran Guillermo Vilas me regaló su nuevo cd y me contó anécdotas desconocidas de su carrera. Estaba jugando  un torneo del circuito sénior de la ATP. Venía con su novia casi adolecente y fue el único al que no acepté una propina

—Me ofende maestro, —le dije emocionado— si ya me dio tantas alegrías, para que más.

Parece que se sintió honrado porque me pegó un abrazo tan fuerte que me hizo toser.

Ahora quiero contarles sobre uno de los tipos que más plata ha ganado en la televisión argentina. Marcelo Tinelli, asiduo concurrente al Delano. Alguien que no tiene dramas para hablar con quien sea y de lo que sea. El primer encuentro fue como un año y medio atrás. Recién empezaba a trabajar y lo encontré a la tarde tirado en una reposera a la orilla de la piscina. En esa época yo era asistente de mozo (tremenda posición ¿no?) y pedí ser el que le limpiara la mesita con bebidas. Disimuladamente y cada vez que me acercaba a preguntarle si todo estaba bien, hablamos casi siempre del Badajoz, club español que acababa de comprar. Por supuesto también de su San Lorenzo y las malas campañas y hasta me preguntó que más hacia aparte de trabajar allí. Desde entonces ha vuelto tres o cuatro veces y siempre busca al mendocino de la pileta. En la última visita estaba acompañado por Paolo Maldini, el eterno capitán de la azurra (otro hueped repetido del hotel) a quien le robé unas palabras y su autógrafo. Termino destacando lo familiero que es Tinelli, siempre cariñoso con su esposa y su pequeño hijo.

Me he ido por las re ramas. Tomenos nuevamente el rumbo volviendo a la playa, a aquel día de embole. En el cual oficiaba de mozo de las gaviotas, ofreciéndoles unas papas fritas y restos de hamburguesas de mi comida. Ni un alma había. Solo esperaba las siete de la tarde, hora en que mi esposa me vendría a buscar en el auto.

Anochecía sobre la playa desierta y la brisa ofrendaba un olor a mierda que nos obligaba a respirar por la nariz. Comencé a alejarme rumbo a la salida de la calle diecisiete. Un hombre alto y de pelo bastante largo me paró para preguntarme la hora. Me resultaba familiar y al acercarse pude comprobar de quien se trataba, era Jorge Martinez, uno de mis actores favoritos. Todavía tenía media hora, así que lo acompañe un trecho mientras charlábamos animosamente. Parecía estar alegre, como con unos traguitos de más. Me lo confirmó al ratito, al hablarme de la excelencia de los mohitos miamenses. Estaba haciendo una novela en Univisión, además de arreglar un contrato para hacer un programa comico en America tv, canal que acababa de comprar Romay en Miami. Terminamos hablando de tenis, su gran pasión. (¿Saben que Jorge llegó a ser integrante del equipo de la copa Davis? Creo que con Cano y no sé si Vilas) Al irse me dejó su número de celular y hasta quedamos de ir a tomar un trago en el futuro. Un tipazo el menor de los Torterolos.

 South Beach, Noviembre de 1999


Pasaron catorce años desde aquel invierno en la playa del Delano. Pasaron otros hoteles y huéspedes más  mundanos y aburridos. Miami mismo dejó de ser destino de celebridades y yo puse las candelarias de lado y archivé este escrito que nunca, hasta ahora, nadie conoció. Hoy se los regalo, sin una coma o letra agregada. Así como fue escrito en 1999.

No todo en la vida son palabras medidas y reescritas, fingiéndonos siempre ser los “intelectuales”. A veces hay que mostrar el cholulo que llevamos dentro. ¿No les parece?

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Teovaldo Angel Pesce Pawlow

Lo que es conocer de cerca a muchas celebridades. A veces muy distintas de lo que uno imagina a traves de las pantallas.

Walter G. Greulach dijo...

Son de carne y hueso con todos los mismos defectos y virtudes que nosotros Don Teo...

David dijo...

Con solo ver la imagen me dan muchas ganas de llegar allí en mis vacaciones. Como estoy arreglando mi próximo destino estoy viendo diversas opciones. Con avantrip.com suelo encontrar muchas opciones que me permiten viajar a donde quiero a un precio increíble

Walter G. Greulach dijo...

Te voy a tener que pasar la facture por el chivo mi estimado David
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