Chorreaba
el cielo una llovizna caladora de huesos. En la playa del Hotel Delano, en
South Beach, el día más horrible del año se desgastaba en los ojos de un mesero
recién ascendido y dos acomoda reposeras que aun resistían atrincherados en la
caseta. ¿Fecha?, diciembre del año 1999, hacía año y pico que había arribado a
Miami procedente de Aruba, isla del caribe holandés donde (junto a mi esposa
Daniela) residimos por casi una década, teniendo allá dos bellos arubianitos.
El mar
de un turquesa turbio se sumaba al frio para desalentar a posibles bañistas.
Solo las gaviotas parecían disfrutar los chapuzones. Un tubo
principal de las cloacas de aquel sector de Miami se había roto y miles de
litros de aguas negras se volcaron al océano, como a unos seiscientos metros
del hotel. Esa jornada, como en las tres anteriores, nos iríamos casi en
blanco. Solo el mísero salario de cinco veinticinco dólares por hora. En un
trabajo como el nuestro, la propina se constituye en el setenta por ciento de
los ingresos. El sueldo apenas te alcanza para los descuentos.
Pese a
no tener las comodidades para catalogarlo como un hotel cinco estrellas (a
duras penas un cuatro), es considerado dentro de la linea de establecimientos top, exclusivos. Desde mediados de los noventa nuestro lugar de laburo ha
estado de moda entre los figurones de Hollywood. Forma parte de la cadena de
hoteles de Ian Schrager, conocido personaje, codueño del famoso estudio 54 de
new York.
En estos meses me
he cruzado con artistas de la talla de:
Harrison Ford: antipático
hasta la medula. No te contesta cuando le preguntas algo relativo al servicio y
te aleja con unos ojos que queman.
Jean Claude Van Damme:
siempre sonriente y con una frase de agradecimiento en los labios, sin duda el
más simpático de todos.
Madonna: es la dueña del
Blue Door, el restaurant interno del hotel, ha venido un par de veces, la
atendí solo en una ocasión. Tenía teñido el pelo de negro y realmente es
fotogénica porque personalmente no das un peso por ella.
Dennis Rodman: un tipo
único, la excentricidad personificada, le paga tragos a todo el mundo y habla
hasta por los codos. Un carisma de la puta madre. Lo contrario de Mike Tyson (a
quien también conocí) que da miedo de solo mirarlo)
Sylvester Stallone: me lo
encontré un dia sentado en el bar de la pileta. Lo que hace el cine. Un tipo
petiso colorado y feo.
Jennifer López: sin
maquillaje, una más del montón. Solo una excelente retirada y ya comienzan a
vislumbrarse su primera celulitis.
Salma Hayek: ¡Diosa total!
Simple, alegre y sensual, irradia buena onda.
Will Smith: andaba con su
esposa y su hijito, dejaban pañales sucios por todas partes. Como que no les
importa un carajo nada.
Etc. etc. etc...
Etc. etc. etc...
De los argentinos famosos
podría mencionarle tres o cuatro que me vienen a la mente en estos momentos.
Con Valeria Mazza charlé un ratito (si los managers te ven jodiendo mucho a los
huéspedes, te echan de una) Divina la tipa. Se re enganchó en la conversación,
recuerdo que me preguntó por los museos de Miami.
Un ídolo de mi niñez paso
unos días en el Delano. El gran Guillermo Vilas me regaló su nuevo cd y me
contó anécdotas desconocidas de su carrera. Estaba jugando un torneo del circuito sénior de la ATP.
Venía con su novia casi adolecente y fue el único al que no acepté una propina
—Me ofende maestro, —le dije
emocionado— si ya me dio tantas alegrías, para que más.
Parece que se sintió honrado
porque me pegó un abrazo tan fuerte que me hizo toser.
Ahora quiero contarles sobre
uno de los tipos que más plata ha ganado en la televisión argentina. Marcelo
Tinelli, asiduo concurrente al Delano. Alguien que no tiene dramas para hablar
con quien sea y de lo que sea. El primer encuentro fue como un año y medio
atrás. Recién empezaba a trabajar y lo encontré a la tarde tirado en una
reposera a la orilla de la piscina. En esa época yo era asistente de mozo
(tremenda posición ¿no?) y pedí ser el que le limpiara la mesita con bebidas.
Disimuladamente y cada vez que me acercaba a preguntarle si todo estaba bien,
hablamos casi siempre del Badajoz, club español que acababa de comprar. Por
supuesto también de su San Lorenzo y las malas campañas y hasta me preguntó que
más hacia aparte de trabajar allí. Desde entonces ha vuelto tres o cuatro veces
y siempre busca al mendocino de la pileta. En la última visita estaba
acompañado por Paolo Maldini, el eterno capitán de la azurra (otro hueped
repetido del hotel) a quien le robé unas palabras y su autógrafo. Termino
destacando lo familiero que es Tinelli, siempre cariñoso con su esposa y su
pequeño hijo.
Me he ido por las re ramas.
Tomenos nuevamente el rumbo volviendo a la playa, a aquel día de embole. En el
cual oficiaba de mozo de las gaviotas, ofreciéndoles unas papas fritas y restos
de hamburguesas de mi comida. Ni un alma había. Solo esperaba las siete de la
tarde, hora en que mi esposa me vendría a buscar en el auto.
Anochecía sobre la playa
desierta y la brisa ofrendaba un olor a mierda que nos obligaba a respirar por
la nariz. Comencé a alejarme rumbo a la salida de la calle diecisiete. Un
hombre alto y de pelo bastante largo me paró para preguntarme la hora. Me
resultaba familiar y al acercarse pude comprobar de quien se trataba, era Jorge
Martinez, uno de mis actores favoritos. Todavía tenía media hora, así que lo
acompañe un trecho mientras charlábamos animosamente. Parecía estar alegre,
como con unos traguitos de más. Me lo confirmó al ratito, al hablarme de la
excelencia de los mohitos miamenses. Estaba haciendo una novela en Univisión,
además de arreglar un contrato para hacer un programa comico en America tv,
canal que acababa de comprar Romay en Miami. Terminamos hablando de tenis, su
gran pasión. (¿Saben que Jorge llegó a ser integrante del equipo de la copa
Davis? Creo que con Cano y no sé si Vilas) Al irse me dejó su número de celular
y hasta quedamos de ir a tomar un trago en el futuro. Un tipazo el menor de los
Torterolos.
South Beach, Noviembre de 1999
Pasaron catorce años desde
aquel invierno en la playa del Delano. Pasaron otros hoteles y huéspedes
más mundanos y aburridos. Miami mismo
dejó de ser destino de celebridades y yo puse las candelarias de lado y archivé
este escrito que nunca, hasta ahora, nadie conoció. Hoy se los regalo, sin una
coma o letra agregada. Así como fue escrito en 1999.
No todo en la vida son
palabras medidas y reescritas, fingiéndonos siempre ser los “intelectuales”. A
veces hay que mostrar el cholulo que llevamos dentro. ¿No les parece?
4 comentarios:
Teovaldo Angel Pesce Pawlow
Lo que es conocer de cerca a muchas celebridades. A veces muy distintas de lo que uno imagina a traves de las pantallas.
Son de carne y hueso con todos los mismos defectos y virtudes que nosotros Don Teo...
Con solo ver la imagen me dan muchas ganas de llegar allí en mis vacaciones. Como estoy arreglando mi próximo destino estoy viendo diversas opciones. Con avantrip.com suelo encontrar muchas opciones que me permiten viajar a donde quiero a un precio increíble
Te voy a tener que pasar la facture por el chivo mi estimado David
...
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