25/2/12

DE ESAS AGUAS QUE REGABAN NUESTROS SUEÑOS

     

      Walter G. Greulach

          Una cortina de algodones cenizos amenguaban al criminal sol de enero. Al resguardo de dos sauces reposábamos tras traqueteada mañana. Un puñado de teros y un trio de urracas chapoteaban en ruidosa jarana más allá de la curva. Era domingo y la ruta a Jaime estaba vacía, ocasionalmente salía un auto del club Banco y se desplazaba sobre el puente, entre el vapor de la siesta, como en cámara lenta. Todo se mueve en cámara lenta a esa hora del día. A nuestras espaldas, en la estación de servicio de los Barroso, un flaco aindiado luchaba lo indecible para acomodar un bidón con veinte litros de Kerosene sobre la parilla de su bicicleta. Desde lejos nos llegaba el ronronear de alguna que otra avioneta tratando de sortear la despareja pista del Aero Club.
Mi recuerdo no atesora rostros, solo sensaciones como: plena naturaleza, paz, libertad, compañerismo. Podrían haber estado Tito, Néstor, Carlitos, quizás Iván o Gustavo, los nombres no vienen al caso. Nos veo sentados sobre el pedregullo musgoso, con el agua a la altura del pecho, las caras coloradas, la risa a flor de labios. Seguro era domingo, aventuremos un año, 1979. Estaríamos hablando sobre bueyes perdidos y vacas voladoras.Gastábamos minutos esperando que nos bajara el asadito y el par de porrones que nos acabábamos de embuchar.

           El verdadero evento comenzaría luego, cuando en dos o tres gomones de camión nos lanzaríamos diez kilómetros Atuél abajo, hasta donde totorales y médanos volvían menos excitante la travesía. Que bien la pasábamos, carrereando a los gritos sobre el inquieto rio. Escoltados por una banda de loros y atisbados desde la orilla por tunduques, lagartijas, cuises y demás bichos de lugar. Navegábamos en busca de nuestras bicicletas que aguardaban en el recodo escogido, escondidas entre los matorrales. Después, a través de estrechos senderos, alcanzaríamos el camino que nos devolvería a Jaime Prats,  algunos seguirían para Alvear.
            
          Esta memoria de domingos pletóricos de Atuel bajó a mi conciencia tiempito atrás, cuando angustiado veía las fotos que mostraban a mi rio  convertido en un hilito de agua con laderas bordeadas de sufridos álamos y sauces más llorones que nunca. ¿Cómo llegamos a esto? ¿Sequia? ¿Malas políticas hidráulicas? ¿Falta de previsión? No se quien vació el cause de agua que regaba nuestros sueños. Los pueblos del desértico sur provincial están sufriendo ahora la agonía de su majestad, el Rio Atuel. Alguien nos debe por lo menos una explicación.
            
          Entorno los parpados y nos encuentro ahora en una tibia noche de primavera, veinte y pico de años atrás, cual niños quinceañeros jugando a las escondidas en la arboleda del Rincón del Indio. Las guitarras alimentándonos el alma, los fogones alumbrando solo lo necesario y de fondo el rumor del agua meciéndose en nuestros oídos. Centenares de estudiantes secundarios, acampados en este lindo lugar, gozábamos del veinte de septiembre a la noche, en la víspera de la fiesta de la primavera.
            Hoy esas instalaciones están abandonadas, nadie  va a armar una carpa a orillas de algo a lo que no se le puede dar ni siquiera el nombre de arroyo. El Atuel derrama sus últimas lágrimas sobre el viejo cauce, le han robado el agua para mandarla por fríos canales de hierro y cemento. Con ello nos quitaron la historia, nos truncaron los sueños.
            
          No volverán los jóvenes a cabalgar sobre su brioso lecho en gigantescos gomones, ni podrán pescar ilusiones los niños con tarritos, tanza y lombriz, saliendo solo a unos minutos de la ciudad. No se harán más la rata los estudiantes en las tediosas horas de matemática o química para pegarse un chapuzón  en algún fresco pozo.
            Un axioma universal nos dice que a la naturaleza hay que respetarla. No se debe jugar con ella de esta forma, pues tarde o temprano llegaran las consecuencias. Heráclito escribió alguna vez que un hombre no puede bajar dos veces al mismo rio, porque ni el hombre ni el rio serán lo mismo la segunda vez. Dichoso el griego que por lo menos tenia un rio al cual bajar. A nosotros hoy parece que ya ni eso nos queda.

          Te lo debía amigo Atuel, gracias por todo…



Domingo cuatro de marzo del 2012
En declaraciones radiales, el Subdelegado de aguas del Río Atuel, Ing. Fabio Di Berardino, aseguró que el Río Atuel tendrá un corte de invierno de entre 3 y 4 meses, debido a que prevén otro año hídrico malo en cuanto a disponibilidad de agua.



Diputados de Mendoza critican convenio con La Pampa por el agua del Atuel

Los legisladores señalan que el documento que firmaron los gobernadores nunca les llegó
La comisión de Medio Ambiente de la Cámara de Diputados recibió ayer al diputado mandato cumplido Roberto Blanco, para tratar el conflicto entre La Pampa y Mendoza por el caudal del Río Atuel.

Si bien en la Legislatura no ha ingresado aún el convenio que se firmó entre la Nación y ambas provincias en 2008, la comisión ha iniciado un proceso de consultas que tuvo como primer invitado al ex diputado Blanco.

Al respecto, el legislador presentó un informe donde desarrolla cronológicamente el conflicto que se remonta al año 1941 cuando la provincia, producto de un convenio con la Nación, construyó el dique El Nihuil, que frenó los escurrimientos aguas abajo hacia la cuenca Desaguadero- Salado- Chadileuvú en el entonces “Territorio Nacional de La Pampa”, dando como resultado, en poco tiempo, que la zona conocida como Bañados del Atuel, pasase a ser un desierto, produciendo un éxodo poblacional y un profundo cambio del ecosistema natural.

En 1950, el gobierno de La Pampa comenzó sus reclamos jurídicos por el recupero de las aguas del Atuel, hasta que en 1987 la Corte Suprema de Justicia de la Nación “consagró la interprovincialidad del río Atuel” y dispuso “que las provincias deberán acordar los usos futuros del río” reconociéndole a Mendoza la prioridad de regar 76.000 hectáreas y el uso de la generación eléctrica del dique Nihuil.

Finalmente, en 2008, los ex gobernadores Celso Jaque y Mario Jorge firman con la Nación un convenio que terminaría con más de 60 años de disputa, ya que “prevé la optimización del uso del agua”, dijo Blanco y “propone la impermeabilización de los canales de riego del río Atuel, financiadas por las dos provincias y por la Nación”, con lo cual se recuperarían 10 m3 por segundo, otorgándole a cada provincia el 50 % de ese recupero, agregó.

Por otro lado, se refirió a la obra Portezuelo del Viento, con cuya construcción se realizaría un trasvase del Río Grande, que evitaría la salinización de las aguas en Malargüe y duplicaría el caudal de agua del Río Atuel. Al respecto aclaró que el inicio de esta obra depende principalmente de que sea aprobado unánimemente por los gobernadores integrantes del COIRCO, entre los que se encuentra La Pampa.

Finalmente, advirtió sobre la futura situación que se plantearía si los pampeanos lograran la declaración de los Humedales y Bañados del Atuel como sitio Ramsar, lo que implicaría que la Convención Relativa a los Humedales de Importancia Internacional especialmente como Hábitat de Aves Acuáticas, interviniera en el conflicto.

Según se destacó al finalizar el encuentro, esta fue la primera de una serie de reuniones a las que está previsto invitar también al ministro de Infraestructura, Rolando Baldasso, para que de detalles al respecto, en fecha a confirmar.


4 comentarios:

Anónimo dijo...

Roberto Triguez: Poco y nada que agregar, lo haz dicho todo, estés del lado que estés del río, la sensación de impotencia es la misma,: Hay si, una vía de solución a esto, pero, hay que comenzar a ejecutar ahora, ya, nada de vueltas, nada de burocracia. Saquemos el agua del Río Grande que nos corresponde y volquemosla al Atuel, sin hacer caso a los que dicen que el Nihuil no tiene capacidad, que es oneroso, que no hay plata, o esto o lo otro, otro canal marginal es posible, y pongamos el agua en el cauce mas abajo de Valle Grande, aun, por ahora, si no lo hacemos ahora, hoy, La Pampa y Buenos Aires no nos dejaran luego nunca hacerlo

Walter G. Greulach dijo...

¡Manos a la obra, entonces mi amigo Roberto!!

Anónimo dijo...

Aída Ayarra
Me encantó lo que escribis, si bien hace añossss no vivo en esa zona, la llevo en mi retina, como decía Buffano, Tierras que a los Andes miran, el Atuel es un río con un atractivo especial, espero seguir leyendo tus columnas, casualmente anoche vi en el programa El Camino, en TN, todo el recorrido del Atuel, hasta la Cordillera donde surgen valga la redundancia las vertientes, gracias a vos por brindarnos cosas tan bellas. un abrazo

Anónimo dijo...

Loly Morale:s Que bello y emocionante. Como lo expresas me emociona amiguito.