W.G.G
El alivio que lo había
acompañado desde que subió a la interestatal 10 east dejando atrás New Orleans,
se fue transmutando en ansiedad a medida que atravesaba Louisiana, Missisipi y
Alabama. Ahora a las puertas de Montgomery se sentía desanimado, melancólico,
aplastado como una babosa contra el asiento del P.T. Cruiser. Por vez primera
le sobrevoló la idea suicida de volver al Snake Hole y unirse a Carina para
siempre. No le cabía duda sobre la literalidad de la frase “unirse para siempre”.
Aquella noche de su desvirgue, cuando abrazados en la cama lo inundaba de
arrumacos, la madame largó su sentencia.
—El destino volvió a
juntarnos mi cielo y ahora es por toda la eternidad. No dejaré que nada ni
nadie nos separe. Nadie juega conmigo, nadie me usa ¡Te lo juro, solo la muerte te apartará de mí —amenazó con una
vehemencia intimidadora y besó sus dedos en cruz!
Con la piel de gallina y el corazón trabado decidió en aquel mismo instante marcharse a mil años luz de la querida asesina serial, pero ahora, con el tiempo limando las espaldas, se acrecentaba su imagen bajando la escalera envuelta en transparencias y los te quiero con olor a menta y anís, expulsados por sus labios pulposos, flotaban por doquier. Un par de ojos verdes encandilaban su memoria dejando en la oscuridad todo lo demás. El deseo primaba sobre el miedo y como un cocainómano que lucha para no inclinarse a aspirar otra línea, habiéndose jurado un nunca más, enfiló el auto a la banquina, apagó la radio y el motor respirando con dificultad debido a que una puntada lo acosaba en el medio del pecho. Con manos sudorosas prendió las balizas y recostó al máximo el asiento. Necesitaba relajarse, pensar con claridad, sopesar los pro y los contra.
No había forma de evadirse
del influjo de Carina, estaba en todos lados. Notó que lo acometía una erección
de acero y apretó con vergüenza la entrepierna.
Quince minutos más tarde ya había desistido de todo intento rebelde y volvía
a la ruta dispuesto a encontrar la primera bajada que lo llevase hacia la
dirección contraria, rumbo a los brazos de la hechizera asesina.
Continuará...
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